Después de muchos paseos y un largo viaje llegamos a Iguazú, Misiones para visitar las famosas Ruinas de San Ignacio...en mi caso por segunda vez.
Con un guía de por medio recorrimos cada rincón; pisando la tierra colorada y sintiendo la humedad de esas históricas construcciones nos enteramos de historias que hoy en día no se escuchan ni por casualidad.
Es admirable la limpieza, el cuidado de este espacio; aquí la contaminación no está a la vista, sólo la naturaleza en su estado puro invade el lugar.
En la actualidad con $ 15 se puede entrar en contacto directo con la experiencia que aun late viva en las piedras de las seis ruinas de las antiguas reducciones que conforman el Circuito Internacional de las Misiones Jesuíticas.
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"San Ignacio Miní, Nuestra Señora de Loreto,
Santa Ana y Santa María la Mayor son el testimonio
de los 30 pueblos de las Misiones Jesuítico Guaraní.
Además fueron declaradas en 1984 Patrimonio
Mundial de la Humanidad por la UNESCO".
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Un poco de Historia
Las ruinas más conocidas de la reducción de San Ignacio Miní, una misión jesuítica fundada por el padre jesuita, hoy san Roque González de Santa Cruz a comienzos del siglo XVII para evangelizar a los nativos guaraníes, se encuentran en la actual localidad de San Ignacio, en la provincia argentina de Misiones.
A pesar de haber sido destruidas por las invasiones portuguesas y paraguayas en 1816 y 1819, abandonadas y saqueadas en el siglo XX, en la actualidad se puede observar una gran riqueza arqueológica, ruinas y vestigios.
A pesar de haber sido destruidas por las invasiones portuguesas y paraguayas en 1816 y 1819, abandonadas y saqueadas en el siglo XX, en la actualidad se puede observar una gran riqueza arqueológica, ruinas y vestigios.
"Hacia mediados del siglo XVIII la misión contaba con más de tres mil habitantes"
Todos los pobladores trabajaban en las misiones; el pueblo cultivaba una huerta familiar, con las ganancias sostenían a las mujeres solas y solventaban los gastos de la iglesia y la educación.
Los hombres hacían trabajos rurales, de carpintería, herrería, artesanías y arte, por su parte las mujeres cuidaban a los niños, cocinaban, tejían, hilaban.
En aquellos tiempos los niños de 10 años eran separados de sus padres, las mujeres y los varones no tenían contacto; a menos que las niñas de 15 años les confesaran a los sacerdotes que les interesaba un niño estos no tenían relación. Los curas eran los encargados de contarles a los varones que mujeres estaban interesados en ellos y se casaban a esa edad. Las bodas se realizaban una vez al año, eran de aproximadamente 120 parejas.
La Arquitectura.
En la actualidad San Ignacio Miní es la mejor conservada de las misiones en territorio argentino, después de que fue restaurada en forma total en la década de 1940. El trazado urbano parte de un centro, que era la plaza, donde sobresalía la iglesia. Se complementa con la residencia de los padres, colegio, talleres y el cementerio. Por otro lado, las viviendas, el cabildo y las tierras de cultivo y labranza.
SHOW DE LUCES Y SONIDOS
A partir de este mes se podrá presenciar cada noche un espectáculo de luces y sonidos en donde las ruinas cobran vida. Dura 45 minutos y se puede escuchar en varios idiomas.
Las Ruinas de San Ignacio son un gran atractivo para aquellos que les interesa la historia, y les apasiona presenciar el lugar y vivenciar lo que escuchan.
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