Por: Florencia Guiot
DEVELAR EL MISTERIO
Un proyecto de US$ 30 millones aspira a aclarar cómo evolucionó el cambio climático sin la influencia humana. El trabajo es crucial en la actual disputa sobre los efectos del calentamiento global en el planeta.
Un proyecto de US$ 30 millones aspira a aclarar cómo evolucionó el cambio climático sin la influencia humana. El trabajo es crucial en la actual disputa sobre los efectos del calentamiento global en el planeta.
Investigadores estadounidenses, en un campamento de la Antártica Occidental, han construido una enorme perforadora que, como una aguja de biopsia, se introduce a cientos de metros de profundidad bajo el hielo para extraer una exótica médula de gases congelados e isótopos. Su trabajo puede ayudar a resolver una cuestión crucial en la disputa sobre el cambio climático, al documentar cómo los gases de efecto invernadero influyeron en las temperaturas en el pasado. Luego, los investigadores pueden analizar con precisión los cambios climáticos que tal vez estén ocurriendo hoy en día. Hasta ahora, esa información estaba escondida en el antiguo hielo de la Antártica.
Confirmado por los hechos y por los mismos científicos, las temperaturas están subiendo en todo el mundo y lo mismo sucede con los niveles de dióxido de carbono. Sin embargo, el impacto inmediato de la actividad humana sobre los ciclos climáticos naturales, desde las dinámicas de las capas de hielo hasta las corrientes eólicas y oceánicas, sigue sin determinarse. Esta investigación podría, por primera vez, mostrarles a los científicos cómo se desarrolló el calentamiento global sin la influencia de la especie humana.
Una de las preguntas que impera acerca de los gases de efecto invernadero es: ¿el incremento en las concentraciones de estos gases ocurrió antes o después del aumento de las temperaturas en los anteriores cambios climáticos?, y la respuesta es: los núcleos de hielo son la única forma en la que se puede responder esa pregunta.
EL MÉTODO
Hace poco, los científicos extrajeron 10 veces al día un cilindro de 3 metros de cristales de hielo conteniendo aire y químicos inmaculados atrapados por la nieve en los últimos 100.000 años. Cada cilindro preserva burbujas de aire antiguo y capas de elementos arrastrados hasta aquí por los vientos globales. El hielo registra el aumento y caída anual de los gases de efecto invernadero y las temperaturas de cada año desde antes de la última Edad de Hielo, laminado por el frío en una cápsula de un espesor de unos 3.220 metros.
Los científicos en la Antártida están excavando el hielo para comprobar los modelos climáticos computarizados en el centro de los debates actuales sobre regulación. Gran parte de la actual controversia sobre el cambio climático se centra en los esfuerzos para reconstruir las temperaturas del pasado usando lo que se conoce como datos proxy de anillos de árboles, registros de cosechas, lechos marinos y sedimentos de lagos. A diferencia de los núcleos de hielo, que contienen gases reveladores y partículas de otras eras, los datos proxy ofrecen solamente pruebas indirectas o incompletas de las tendencias climáticas.
El campamento, a 965 kilómetros del Polo Sur, se llama WAIS Divide, por su ubicación sobre una división regional de la Capa de Hielo de la Antártica Occidental. Las primeras muestras ya revelan pruebas fascinantes de la complejidad del clima. En las capas de hielo atribuidas a la Edad Media, cuando el clima en Europa era inusualmente cálido, el equipo descubrió niveles altos de partículas de negro de carbón, u hollín. Los niveles eran el doble del correspondiente al más poblado e industrializado siglo XX, dice el geoquímico Ross Edwards del Desert Research Institute en Reno, Nevada.
El hollín, desestimado en las proyecciones climáticas hasta hace poco, es un agente poderoso. Los científicos especulan que provino de gigantescos incendios forestales que probablemente ocurrieron en Australia y Sudamérica. Tanto hollín podría haber elevado las temperaturas. Pruebas preliminares también mostraron que los niveles de hollín bajaron durante los siglos más fríos después de la Edad Media, un período conocido como la Pequeña Edad de Hielo.
Con más datos del hielo, los científicos esperan identificar el rol del dióxido de carbono en los anteriores episodios de calentamiento global. El aumento actual de los niveles de gases de efecto invernadero como el CO2 en la atmósfera es atribuido a las emisiones de combustibles fósiles, los cambios en el uso de la tierra, la producción de cemento y la agricultura. Sin embargo, nadie sabe qué provocó que los gases de efecto invernadero fluctuaran en el pasado.
FUENTE: medioymedio.com.ar
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