"El 90% de los materiales en una pila recargable y el 50% en una pila común, pueden ser reciclados"
Tanto la empresa Duracell como Energizer decidieron hacerse cargo de las 10 toneladas de pilas que fueron recolectadas por el gobierno de Buenos Aires.
En noviembre de 2008 el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lanzó una propuesta ecológica que fue establecida como la primera campaña de recolección de pilas y baterías agotadas de la capital argentina.
Luego del éxito de la campaña surgió un gran problema, los gobernantes, -recién en esta instancia del proyecto- se preguntaron: ¿dónde desechamos estos residuos tóxicos?
En un principio la idea era llevar las pilas a un relleno en la provincia de Córdoba, pero obviamente esta provincia se negó, ya que no era su obligación hacerse cargo de la basura de otra provincia; las empresas productoras e importadoras también tuvieron la misma respuesta. Las pilas quedaron almacenadas en un depósito, esperando cuando y cual sería su destino final.
Viendo que no había ninguna solución por parte del gobierno, la organización ambiental Greenpeace decidió intervenir y lanzó la campaña en donde se buscaba que las empresas fabricantes de pilas se hagan cargo del problema.
El ministro Diego Santilli estableció que se dio "un cambio de política en relación al tema" y consideró que es "hora de que las empresas se hagan cargo del ciclo de vida integral de las pilas"
Según las organizaciones ambientales, al oxidarse estos residuos se desprenden materiales tóxicos como mercurio, plomo, cadmio, zinc y dióxido de manganeso, que contaminan el suelo y las napas de agua.
" La Ciudad de Buenos Aires tira unos 700 kilos de pilas en los rellenos comunes de basura".
En noviembre de 2008 el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lanzó una propuesta ecológica que fue establecida como la primera campaña de recolección de pilas y baterías agotadas de la capital argentina.
"En 9 meses se recolectaron alrededor de 700 mil pilas y baterías en deshuso equivalentes a 10 toneladas".
Luego del éxito de la campaña surgió un gran problema, los gobernantes, -recién en esta instancia del proyecto- se preguntaron: ¿dónde desechamos estos residuos tóxicos?
En un principio la idea era llevar las pilas a un relleno en la provincia de Córdoba, pero obviamente esta provincia se negó, ya que no era su obligación hacerse cargo de la basura de otra provincia; las empresas productoras e importadoras también tuvieron la misma respuesta. Las pilas quedaron almacenadas en un depósito, esperando cuando y cual sería su destino final.
Viendo que no había ninguna solución por parte del gobierno, la organización ambiental Greenpeace decidió intervenir y lanzó la campaña en donde se buscaba que las empresas fabricantes de pilas se hagan cargo del problema.
"Las empresas Duracell y Energizer, que representan el 90% del mercado de pilas en Argentina, anunciaron que se ocuparán del tratamiento de las diez toneladas de residuos".
El ministro Diego Santilli estableció que se dio "un cambio de política en relación al tema" y consideró que es "hora de que las empresas se hagan cargo del ciclo de vida integral de las pilas"
Según las organizaciones ambientales, al oxidarse estos residuos se desprenden materiales tóxicos como mercurio, plomo, cadmio, zinc y dióxido de manganeso, que contaminan el suelo y las napas de agua.
"Por un lado la ley nacional de residuos sólidos urbanos afirma que son basura común pero esto se contrapone con la ley nacional de residuos peligrosos que los considera una amenaza para la salud".
Hoy la Argentina no cuenta con una tecnología para reciclar pilas (algo que cambiaría si se aprueba el proyecto de ley de basura electrónica), por lo que Duracell y Energizer tendrán que trasladar las diez toneladas a sus centros de reciclado en el extranjero.
" La Ciudad de Buenos Aires tira unos 700 kilos de pilas en los rellenos comunes de basura".
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