3 de julio de 2009

CRECER Y MEDIO AMBIENTE

Por: Gustavo Salgado
A lo largo del Siglo XX se ha dado un proceso inusual de avanzada al que llamaron “la manía del crecimiento” que alude al despropósito derivado de la actividad humana respecto a los costos del crecimiento tanto económico como industrial.
Debemos pensar que los iniciadores del la llamada “Era de la industrialización” nunca previnieron situaciones como las actuales, con lo cual se ha generado que exista una cultura en donde la contaminación forma parte de la vida diaria del hombre moderno.
Donde si bien hubo un absoluto desinterés al respecto, en la actualidad ha habido conductas tendiente a resolver mediante mejoras tecnológicas; esta contaminación –que surge de la era industrial- ha sido señalado como algo “físico”, donde algunos autores señalan que contaminar un río es una actividad a través de un “hecho físico”, pero de este problema importan una destrucción al medio ambiente, y no se puede realizar un análisis de este problema sin analizar el aspecto económico y político de un país.
Ya desde la revolución industrial, el fortalecimiento del metal y sintéticos que han llevado a una modificación sustancial del medio ambiente.
Aunque debemos dejar en claro que sin esas actividades –que si bien hay una relación directamente proporcional “cuanto mayor contaminas, mayor es el flujo de rentabilidad que generas”- han sido eminentemente inevitables. ¿O acaso esta es una concepción equivocada?, ya que si se les exige conductas que generen un reciclaje de dicho contaminantes generaría un déficit empresario de tal índole que llevaría a un quiebre o cierre con perdidas de empleo y de ofertas laborales.
Por lo cual sin eludir que ciertas actividades son inevitables para la era moderna debemos atender que al exigir equipos que controlen la contaminación genera un costo de valores hasta desproporcionados al valor de la empresa.
Así que, la preservación del medio ambiente implica un costo que en ocasiones deberán pagar –los consumidores, el Estado, etc.- casi directamente y en otras los productores, pero lo que resulta evidente es que las consideraciones económicas de este fenómeno son determinantes para entenderlo y diseñar una política que tienda a combatirlo.
Ahora debemos saber que a mi parecer – a estas altura- puedo afirmar que hay dos contaminaciones –a raíz de la cultura contaminante que forma parte de nuestras vidas-: 1.- Contaminación nula: Cosa ilusoria por excelencia ya que toda actividad humana por minima que sea genera contaminación, y; 2.- Contaminación aceptable: El éxito en la lucha contra la contaminación hay que medirlo por la capacidad que tiene el hombre en reducirla y por las posibilidades de limitar su crecimiento –ya que sería absurdo e ilusorio eliminarla completamente-, ya que si, se optaría por una política de crecimiento nulo, lo único que se produciría es una mitigación o detención en forma parcial la contaminación ya existente.
Todo sistema que genere rentabilidad –con utilización de recursos- devuelve hacia los recursos mismos residuos, donde la única solución es el reciclaje, el cual produce dos beneficios: primero reduce los residuos que se lanza al medio ambiente, reutilizándolos; y segundo que se utilicen cada vez menor la cantidad de recursos naturales que empleamos o que es preciso emplear – ya que algunos no son renovables-.

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En una visión internacional podemos marcar una evolución en tema de proteccionismo ambiental:

1972 Estocolmo, se reúnen los gobiernos en la conferencia sobre medio ambiente humano de la ONU, con el objeto de combatir los problemas ambientales a escala planetaria, donde se acordó reunirse cada 10 años para tratar el tema a nivel mundial, determinar los principios básicos sobre problemas medioambientales, así como la forma de resolverlos y las obligaciones de estados e individuos sobre el particular.
1982 Nairobi, se celebre la conferencia de la ONU en un intento de convertirla en una cumbre mundial oficial de la Tierra, pero fracasaron todos los acuerdos de ella.
1987 La comisión Brundtland formaliza el concepto de “desarrollo sostenible”.
1992 Río de Janeiro, en esta conferencia se adopto la llamada “Agenda 21” para el desarrollo sostenible global, temas: cambio climático, protección de la biodiversidad y la eliminación de sustancias toxicas emitidas.
1995 Berlín, compromiso de 160 países donde el acuerdo generaba un promesa de reducir los gases que causan el efecto invernadero.
1997 Kioto, conferencia por la cual se logro un acuerdo vinculante para que en los años de 2008 al 2012 se redujeran las emisiones de los 6 gases que más potencian el efecto invernadero.
2001 Marrakech, se realizo la cumbre sobre el cambio climático con sendos programas.
2002 Sudáfrica, reunión de gobernantes pero solo se realizaron compromisos no vinculantes.
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La verdad es que, a raíz del paso de la historia vimos con cara despreocupadas que la actividad del hombre es destinada a su destrucción, en forma cuasi irremediable, por lo menos hasta mediados del Siglo XX donde a raíz de la normativa internacional que explotó en su auge, nos dieron a conocer que de ahora en mas tenemos herramientas tendiente a apaciguar, a disminuir o hasta evitar que los agentes contaminantes se intensifiquen –aunque en ciertos casos son irremediables- por lo cual la normativa tanto nacional como internacional están a la mano, lo que esta ausente son dos cosas: La voluntad particular y El control Estatal.
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Gustavo Salgado
*Asesor Externo en Materia de Protección del Medio Ambiente de Asociación para la Protección y/o Promoción del Cuidado Ambiental "Reacción Verde"
* Integrante de Comisión Controladora Ambiental, La Plata
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